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Syriana

Syriana (2005) representa una película de actualidad, donde se pone a la vista los intereses que giran alrededor del petróleo. La narrativa luce complicada en un principio, al presentar (mediante escenas cortas) varias historias que giran alrededor del tema y al final se enlazan de manera dramática. En una trama aparece George Clooney como un agente de la CIA inmiscuido en operaciones del Medio Oriente. En otra historia aparece Matt Damon como un analista de inversiones norteamericano trabajando para una firma suiza relacionada con el petróleo y con un príncipe (Alexander Siddig) de un emirato árabe en el golfo pérsico, donde se debate entre venderle su petróleo a los chinos o continuar comerciando con compañías norteamericanas. El joven Mazhar Munir interpreta a un trabajador pakistaní despedido de una refinería de dicho emirato al cambiar de dueño la planta y que, al no contar con otras oportunidades de empleo, cae en las manos de un grupo fundamentalista especializado en convertir a los jóvenes en terroristas suicidas. La última historia, no menos interesante, la encabeza Jeffrey Wright, como un abogado de una firma que busca pronosticar las objeciones por parte del gobierno norteamericano ante la fusión de dos compañías petroleras, una de las cuales obtuvo la concesión de explotación de petróleo en Kazajstán.

A final de cuentas, la trama se desarrolla de manera compleja pero impecable, a tal grado que todo (o casi todo) queda claro. Ante descomunales intereses económico de por medio, la moraleja resulta más que obvia. Digna de verla en el cine o alquilarla en el videoclub.

Syriana: **** (Excelente)